VICTOR DOMINGUEZ
PSICOANÁLISIS, PSICOTERAPIA
El psicoanálisis es un abordaje del psiquismo que posibilita encontrar en cada quien nuevos espacios personales a la existencia individual.
Permite a quien demanda su intervención interrogar alguna falta o exceso de sentido en su vida en relación a acontecimientos, a circunstancias, a textos o frases a las que estaba ligada, pero cuya articulación estaba sustraída.
Quizá, por ejemplo, una afirmación que escuchó, que advirtió dirigida hacia sí, o que le atribuyó un carácter de mandato, de destino, como: "Te será difícil encontrar pareja", opera como una imposición de sentido inconsciente, que le hace derivar insistentemente sin poder establecer un vínculo amoroso...
Así, se obedece una norma psíquica inconsciente, lo que es satisfactorio, pero a costa del sufrimiento y el malestar consciente, que no lo es.
Estamos en el territorio del lenguaje, en el universo de sentido que proporciona un relato del acontecimiento, más que el acontecimiento mismo.
Por eso puede decirse, con Lacan, que el psicoanàlisis es el campo del lenguaje habitado por un sujeto.
De tal manera el lenguaje y la palabra son los elementos fundamentales de este territorio del saber, el que toma particularidades cuando se trata de tratamientos por otros medios, como la consulta online, a través de un texto, donde la presencia física y la mirada, ocupan un sitio diferente.
Se procura crear una relación no solo del psicoanalista con quien se psicoanaliza, sino de ambos con el psicoanàlisis. El psicoanalista tiene una relación con el psicoanàlisis y por ello, acompaña a quien se analiza con él, a establecer una relación con el psicoanàlisis.
Es perfectamente viable llevar adelante el psicoanálisis por esta via, con igual rigor que la presencial.
Freud mismo llevaba adelante tratamientos por carta, lo que testimonia que lo que cuenta es la palabra en el seno de la relación analítica, y, por lo tanto, la presencia física no es imprescindible.
Sin dudas, hay quienes necesitan la presencia física del analista, y esos la buscarán.
Los tratamientos online ponen en contacto al psicoanalista con quienes están en situaciones donde esto no sería posible, por ejemplo, en lugares donde no hay psicoanalistas, o cuando existen motivos -personales algunos- para explorar esta modalidad, que prefieren por la discreción, pues ofrece diferente posibilidad de mantener su privacidad.
También hay quienes inician su tratamiento en forma presencial pero luego se desplazan por motivos de trabajo, por ejemplo, y pueden tomar algunas sesiones online durante su ausencia.
Se puede por este sendero hacer una revisión de las propias capacidades, interrogar la relación con el amor, discutir el modo de trabajar, interpelar la autoestima -aloestima o héteroestima, en verdad, porque aunque es propia está construida desde el otro, es el resultado de los efectos de su palabra-, y especialmente puede transformarse la manera de gozar: es decir, ese goce en el sufrimiento, que hay en todo padecimiento psíquico o físico, se trastroca en un goce de hablar, un goce de la palabra, un goce más humano, más marcado por la falta que por la completud.
En todos los casos, se trata de una relación con la palabra, con las palabras con las que cada quien se nombra.
Una manera diferente de reconocerse en la palabra, es la apertura hacia una manera diferente de ser y de vivir...